Articulo David Suarez

El sufrimiento de una familia desarraigada.
Los desplazados en Colombia, abandonados a su suerte:

Diariamente a Bogotá llegan decenas de familias desplazadas de los campos colombianos, esto tal vez, no sea nada nuevo dentro de un conflicto  armado absurdo y estéril como el colombiano,  pero lo que más causa dolor, es ver el rostro de los niños  y madres víctimas de esta guerra irracional, llenos de desesperanza, miedo y desilusión.
Esta es la historia de Adelaida Martínez y sus 4 hijos menores, nuevos habitantes de esta gran urbe sin alma llamada Bogotá, Adelaida ahora respira angustia, desolación, indiferencia en su nueva casa -si así se le puede llamar a su humilde choza- en el barrio Alaska la localidad de Usme. Ésta mujer y sus hijos huyeron de la vereda Altamira, municipio de San Carlos de Guaroa en el departamento del Meta.
 ¿Su esposo? Buena pregunta, responde Adelaida, “se lo llevaron una noche, lo vi cuando iban cruzando el puente colgante rumbo a la serranía, después vino el grito, váyanse hijueputas porque si no les cortamos la cabeza” ella como toda mujer colombiana llena de temple y coraje, tomó a sus hijos y arrancó  rumbo a la capital sin saber que sería de ella y su familia. “Después de unos días de bregar un familiar me dio  para hacer este ranchito”  dice Adelaida, en este lugar de una sola habitación,  sin más servicios públicos que la electricidad, cocinan, duermen, se alimentan 4 personas, dos de ellas embarazadas y para colmo de males deben luchar para que no se roben los plásticos, que son las paredes de la “vivienda”.
La guerra acabo conmigo dice esta mujer, mientras seca sus lágrimas, que según ella, ya no salen tanto como antes,  “Mi hija mayor de 16 años tiene 6 meses de embarazo, la segunda de 14 tiene 4 meses y a las dos las abandonaron los papás de los niños” ella termina esta frase con unos refranes  típicos del país del divino niño, “Mi Diocito aprieta pero no ahorca, un niño en una bendición del cielo, viene con el pan debajo del brazo”.
Esta familia al igual que centenares de desplazadas han sido víctimas del aparato burocrático y politiquero del estado colombiano, a través de su inoperante programa: familias en acción, esta entidad no es más que un ente para pagar favores políticos y ubicar a las personas cuotas burocráticas de nuestros desprestigiados y detestados políticos, cuando la familia Martínez conoció de las supuestas ayudas que ofrecía el estado pensó que podría en parte solucionar sus agobiantes problemas, pero lamentablemente para Adelaida no fue así, ella fue víctima como millones de colombianos del vil flagelo de la tramitología, después de dos años de papeleos, de ir de una oficina a otra, en sus tiempos libres, esta mujer y su familia no ha recibido ningún tipo de ayuda estatal y menos de las tan conocidas ONG que al parecer se interesan más en conseguir recursos para su sostenimiento mostrando el dolor y la necesidad ajena como gran excusa para este fin.

Hoy la esperanza de esta mujer es poder volver a su tierra, que con tanto esfuerzo consiguió con su esposo hoy desaparecido, quiere despertarse nuevamente con tranquilidad, mirar la cara de sus hijos y ver allí alegría, amor, tranquilidad y toda esa inocencia que esta guerra estúpida les quitó, hoy Adelaida espera un asomo de vergüenza por parte del estado, ese mismo, que por falta de presencia es causante de esta nueva vida, realidad de la cual ni ella, ni su familia pidieron ser protagonistas.



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